A simple vista, lo que más llama la atención de sus impresionantes pinturas son esa cantidad de cuerpos esculturales, Adonis y Afroditas contemporáneas que vagan por estancias de la imaginación más recóndita y en cuyas caras, gestos y posturas podíamos reconocernos. Precisamente los detalles son el diccionario de bolsillo al que debemos recurrir para encontrar algo de mundano y real. Reconocido como uno de los pintores eróticos más importantes del mundo, Terry Rodgers (EE.UU.) dice necesitar grandes lienzos para acercarse mejor a la complejidad del mundo que le rodea. Un escenario en el que, como en sus pinturas y respuestas, confluyen las grandes interrogantes del hombre.
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Conocido por sus lienzos de gran escala que retratan sobre todo la vida social burguesa americana. Fiestas privadas de jóvenes aburguesados donde la desnudez es una parte del conjunto tratada con normalidad, o reuniones de gente acomodada con gesto sombrío, las pinturas de Terry Rodgers cobran vida con un hiper-realismo casi milimétrico en medio de un derroche de color y un sinfín de detalles tanto en objetos como en poses y expresiones.
La pintura contemporánea ha dado un giro hacia el erotismo, tal como se puede apreciar en la obra de Terry Rodgers, quien es uno de los principales representantes de esta tendencia en los EE.UU. Sus pinturas también alcanzan a tener cierto toque hiperrealista, aunque no del todo. Tienden a repetirse en secuencias que nos muestran mujeres sensuales y glamurosas.
Terry Rodgers es un pintor con un sorprendente dominio de la luz y las transiciones como se pone de manifiesto en las imágenes que ilustran este reportage. El trabajo de Rodgers se centra en la vida de los estadounidenses de clase media alta, al parecer un estilo de vida a la deriva entre la riqueza y la casualidad, un mundo insatisfecho y desconectado. Su obra esta firmemente arraigada a la clase de dibujo que implique la utilización del contacto con humanos, con modelos, la sesión fotogràfica grupal, cercana a la estética de la moda comercial y la implicación de escenas con sugerencia al mundo del porno. Rodgers pide a amigos, conocidos, modelos profesionales, y a veces extranjeros, para posar en su sesiones fotográficas, para finalmente construir un escenario a partir de reunir los elementos de una amplia gama de fotografías, de estas tomas se forma la pintura final.
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