Foto de Keith Williams
El invierno es una época dificil para la fauna y no sólo por el frio sino también por la escasez de alimentos, que llega a ser hasta ocho veces menor que en primavera o verano. Cada especie se las ingenia como puede para pasar por estas duras condiciones migrando hacia zonas más cálidas, cambiando de pelaje o durmiendo. Algunos se preparan para futuros cortejos.
Foto de Roeseliend Raimond
Los animales de sangre caliente, mamíferos y aves, poseen un sistema regulador de la temperatura interna que la mantiene de forma constante. Si la temperatura exterior disminuye el coste se paga en términos energéticos. Se necesita mayor cantidad de comida cuando el esfuerzo para obtenerla ha de ser mayor, asi que hay quien opta por evitar el frío buscando zonas más cálidas. Algunos son capaces de recorrer hasta 40.000 kilómetros para evitarlo como la golondrina del ártico, pero en zonas templadas basta con bajar desde las montañas hasta los valles buscando no solo el calor sino la mayor abundancia de comida.
Foto de Mikael Sundberg
Los que deciden enfrentarse al frío necesitan protección en sus cuerpos a base de pieles y plumajes de invierno extras más densos y con tonos más claros para incrementar la absorción del calor de los rayos solares y para ser menos visibles. Esta última solución es más práctica para los pequeños mamíferos que no podrían soportar un exceso de peso y además se refugian en madrigueras o bajo la nieve.
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Foto de Simon Phillpotts
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